|
|
2.2.2
Medida del transporte y sedimentación fluvial. Como resultado de los procesos de degradación de una cuenca, se
desarrolla fundamentalmente el transporte de sedimentos en el cauce principal de
un canal natural. Para la medición
de esta magnitud se utilizan dos técnicas: una es la medida del caudal sólido
transportado en suspensión, arrastre y disolución (carga de lavado) por las
corrientes. La otra cuantifica los
pesos y volúmenes sedimentados en los embalses. La primera se apoya en el aforo de líquidos y la segunda en
la fotografía aérea y la batimetría. Partiendo de la hipótesis de que la erosión de la cuenca da lugar al
transporte en suspensión y la erosión longitudinal de cauces al material que
origina el transporte de fondo, define Martone, y lo recoge Fournier en su
publicación “Clima y erosión”, el concepto de degradación específica
como la cantidad anual en peso de material en suspensión, que llega a la sección
de control de la cuenca (estación de aforo de sólidos o vaso del embalse)
referida a la unidad de superficie; su unidad habitual es el número de
toneladas métricas producidas por kilómetro cuadrado de la cuenca en un año. El valor de la erosión total de la cuenca es difícilmente medible, por
no decir imposible, en un contexto económico normal. La degradación específica es una magnitud razonablemente
evaluable, ya sea utilizando las “artes” del aforo de sólidos o la batimetría,
unida a la medida de peso volumétrico de sedimentos en embalses.
A la persona que quiere conservar la cuenca, le interesa el valor de la
erosión en vertientes; al administrador de obras hidráulicas lo que le produce
dificultades (aterramiento de embalses, entarquinamiento de canales,
deficiencias en el drenaje, mala calidad en las aguas, etc) es la degradación
específica, ya que los sólidos transportados en suspensión, al disminuir la
energía de las aguas que lo sustentan, precipitan en los medios sedimentarios
artificiales creados por el hombre. El ciclo de erosión es el periodo de tiempo durante el cual los agentes
de erosión trabajan para reducir los relieves, creados por la orogénesis.
En la actualidad se admite, en contraposición al esquema de Davis, que
“Las crisis erosivas son breves pero violentas y no todas de la misma
naturaleza y que se producen en cualquier momento en relación con los
movimientos tectónicos y orogénicos discontinuos pero acaecidos en un largo
periodo de tiempo” (George Viers). En los eventos extremos de erosión activa, el modelado está en plena
evolución, dándose la morfogénesis y no la edafogénesis, éste es el caso de
vertientes en rexistasia. En los
largos periodos de erosión normal, se observa el crecimiento en espesor del
suelo (edafogénesis) y el descenso morfogénico del relieve, se tendrá
entonces interfluvios en biostasia. En el modelado fluvial de los climas templados, la erosión normal es prácticamente
nula y por tanto no ocasiona problemas. En la misma ubicación geográfica, la responsable de la
existencia de cuencas con evolución rexistática es la erosión antrópica, que
en diferentes ámbitos o condiciones geográficas, se puede acentuar por la
inestabilidad climática y estructural. En
este caso, la actuación del protector de cuencas se concentra por medio de la
ordenación del territorio en corregir los daños producidos por el hombre. Si
un ciclo de erosión, en el dominio de los climas templados, llegara a su
culminación, el relieve resultante sería la penillanura y por la sección de
cierre de la cuenca, en la que ha actuado, habría pasado, transportado por
aguas, todo el relieve destruido por gliptogénesis. (Erosión en sentido
estricto). El tiempo de amortización de las obras hidráulicas es casi un infinitésimo
del tiempo geológico y por lo tanto, a escala de tiempo normal, de la erosión
total, que engloba todo el material de origen lítico y edáfico arrancando a
las vertientes solo una parte, la degradación específica, alcanza el cauce
principal, siendo transportada en general, en suspensión.
|
|
Escuela Colombiana de Ingeniería. Centro de Estudios Hidráulicos y Ambientales. |